Revisión de la conducta melindrosa para comer en la niñez

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Nutrición, salud y bienestar

La conducta melindrosa, también llamada irritabilidad para comer, alimentación selectiva, conducta caprichosa para comer, alimentación problemática, entre otros, es una conducta compleja que, en términos generales, se refiere a una combinación de características.

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La conducta melindrosa, también llamada irritabilidad para comer, alimentación selectiva, conducta caprichosa para comer, alimentación problemática, entre otros, es una conducta compleja que, en términos generales, se refiere a una combinación de características. Cuando los niños comienzan la alimentación complementaria y se exponen a una dieta cada vez más diversa, muchos empiezan a mostrar comportamientos de “conducta melindrosa”. La principal característica de los niños que se perciben como melindrosos es su tendencia a evitar ciertos alimentos, o grupos de alimentos. En esta revisión, se presentan estudios donde se valoró las preferencias de alimentos y/o las ingestas de energía, macronutrimentos y micronutrimentos entre niños percibidos como melindrosos (por ejemplo, a través de registros de alimentación) o mediciones del crecimiento, para alcanzar un menor entendimiento de las consecuencias nutrimentales y clínicas de la conducta melindrosa entre los niños.

Mientras que los niños melindrosos parecen consumir menos vegetales, comparado con los niños no melindrosos, no se observaron diferencias consistentes en las ingestas de otros grupos de alimentos, o las ingestas de energía, macronutrimentos y fibra en la dieta. En cuanto a los valores de ingesta recomendados, tanto los niños melindrosos, como los no melindrosos, tuvieron mayores ingestas de proteína a todas las edades y menores ingestas de grasas a la edad de 1-3 años, pero no así a mayores edades. Se deben incrementar las ingestas de fibra en la dieta en los niños en general, sin importar si presentan conductas melindrosas o no melindrosas. La ingesta de vegetales fue baja en general, y aún más baja entre los niños melindrosos. En algunos de los estudios evaluados, los niños melindrosos tuvieron ingestas más bajas de pescados y granos enteros, comparado con los niños no melindrosos, pero es necesario investigarlo a mayor profundidad. No se observaron diferencias consistentes en la ingesta de otros alimentos valorados (es decir, frutas, carnes, granos refinados, lácteos, postres, dulces, botanas saladas y bebidas azucaradas) entre los niños melindrosos y no melindrosos.

Los niños melindrosos tuvieron ingestas significativamente menores de ciertos micronutrimentos, como hierro, zinc, vitaminas A, B1, B2, B3, B6, C y E, comparado con los niños no melindrosos, aunque, en la mayoría de estos estudios, las ingestas estuvieron cerca de los valores recomendados. Sin embargo, las ingestas de algunos nutrimentos, como hierro y zinc, estuvieron por debajo de las recomendaciones en ambos grupos, por lo que es igualmente importante resolver estas brechas en la población general.

No se observe una relación consistente entre la conducta melindrosa en la infancia y el estatus del crecimiento, aunque las diferencias significativas en peso corporal/crecimiento entre niños melindrosos y niños no melindrosos fueron más discernibles en los estudios en que se utilizaron múltiples criterios definitorios para identificar la conducta melindrosa. A pesar de que no se tiene una definición que sea el “estándar de oro”, ni ninguna herramienta para identificar a los niños melindrosos, en años recientes, se han publicado muchos estudios sobre el tema.

Esta revisión narrativa incluye estudios donde se valoró si la conducta melindrosa, que con frecuencia es percibida por el padre o cuidador con base en las conductas de alimentación selectiva y una selección limitada de alimentos, está de hecho relacionada con diferencias mensurables en la ingesta de alimentos. El área de investigación se beneficiaría con la adopción de una definición uniforme para la conducta melindrosa. También se requieren más evaluaciones longitudinales para entender el impacto a largo plazo de la conducta melindrosa sobre el estatus nutricional y el crecimiento.