Diferencias entre alergias e intolerancia a la lactosa
Muchos niños son sometidos a dietas sin lactosa de manera innecesaria debido a que la sociedad sostiene ideas erróneas sobre la alergia y la intolerancia a la leche de vaca.
Durante los últimos 10 años, se ha dado una fuerte disminución en el consumo de leche de vaca y una ingesta mayor de leche sin lactosa entre los niños debido a preocupaciones infundadas sobre las alergias.
Evitar los productos lácteos puede provocar raquitismo nutricional en los niños, así como una baja densidad mineral ósea y un mayor riesgo de fracturas en el futuro. Además, el consumo bajo de calcio se correlaciona estrechamente con la ingesta de otros micronutrientes.
La intolerancia primaria a la lactosa no se manifiesta clínicamente antes de los cinco años de edad, por lo que, si un niño presenta síntomas como dolor abdominal, flatulencia y diarrea, generalmente son causados por una afección intestinal subyacente, como gastroenteritis viral, giardiasis, alergia a la proteína de la leche de vaca, enfermedad celíaca o enfermedad de Crohn. Por lo tanto, es probable que se trate de malestares transitorios y que los síntomas se alivien al tratar la patología subyacente.
Hay una confusión constante entre la intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche de vaca, lo que conduce a diagnósticos erróneos y a una dieta deficiente. Esta equivocación se observa no solo entre el público en general, sino también entre los profesionales de la salud.
El tratamiento de la intolerancia a la lactosa implica la reducción, pero no la eliminación, de alimentos que contengan lactosa. Por el contrario, los lactantes con sospecha de alergia a la leche de vaca deben someterse a una dieta estricta y eliminar por completo todo tipo de proteínas de leche de vaca.
Para detectar la intolerancia a la lactosa, existe un complejo conjunto de clasificadores que incluyen: la deficiencia de lactasa durante el desarrollo, la deficiencia congénita de la lactasa, la no persistencia de la lactasa y la intolerancia secundaria a la lactosa.
El cuadro clínico de la intolerancia a la lactosa cambia significativamente entre bebés y niños, pero ambos con síntomas que ocurren entre los 30 a 60 minutos después de consumir lactosa. Por lo tanto, el diagnóstico se sustenta en la observación de síntomas gastrointestinales poco después de ingerir alimentos con lactosa, incluidas la leche materna, la leche de vaca u otro tipo de leche animal.
Para confirmar el diagnóstico, existen pruebas de laboratorio que deben realizarse antes de realizar ajustes a la dieta.
La confusión entre la alergia a la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa puede provocar un diagnóstico tardío de la alergia, así como una innecesaria intervención a la dieta.
Contrario a lo que se piensa, la mayoría de los bebés con alergia a la leche de vaca toleran los alimentos con lactosa. Es por ello que las fórmulas hidrolizadas que contienen lactosa son una opción para tratar a bebés con alergias a la leche, esto debido a los efectos prebióticos que tienen sobre el microbioma fecal y el metaboloma.
Se necesitan más campañas educativas de salud basadas en evidencia para eliminar la desinformación y los conceptos erróneos, tanto en la profesión médica como en la sociedad.
Fuente: Heine RG, AlRefaee F, Bachina P, De Leon JC, Geng L, Gong S, Madrazo JA, Ngamphaiboon J, Ong C, Rogacion JM. World Allergy Organ J. 12 de diciembre de 2017; 10 (1): 41. doi: 10.1186 / s40413-017-0173-0. eCollection 2017. Revisión