Niños quisquillosos y su genética
Nov. 21, 2020
Aunque es normal que los niños se pongan difíciles a la hora de comer cuando se encuentran en una etapa de transición, su comportamiento puede ser muy estresante para los padres. Un nuevo estudio publicado en la revista Nutrition Education and Behavior reveló que la preocupación sobre los caprichos alimenticios de los niños hace que los papás implementen prácticas tales como presionar o premiar a sus hijos por comer.
“Estas prácticas pueden reforzar comportamientos quisquillosos para comer, promover su preferencia por comidas poco saludables y hacerlos ganar peso,” dijo la autora principal Holly Harris, PhD, del Centro de Estudios de Salud Infantil en la Universidad de Tecnología de Queensland, Brisbane, Australia. “El comprender por qué los padres responden de manera poco productiva a los caprichos alimentarios de sus hijos es un paso importante hacia una educación en prácticas alimenticias saludables”.
El estudio reclutó a 208 madres y padres con hijos entre 2-5 años de edad provenientes de comunidades en vulnerabilidad socioeconómica de Queensland, Australia. Las familias que son parte de estas comunidades suelen enfrentarse en mayor medida a comportamientos quisquillosos a la hora de comer y a adoptar prácticas poco recomendadas para incentivar a sus hijos, pero existe poco conocimiento sobre qué tipo de situaciones son las que dan pie a estos comportamientos.
Además de brindar sus datos, los papás asignaron un puntaje sobre la responsabilidad que sentían de alimentar a sus hijos y otro para calificar el temperamento de sus hijos. También reportaron la frecuencia con la que sus hijos presentan estos comportamientos quisquillosos a la hora de comer y sus prácticas alimentarias.
Las preguntas incluían: “Cuando tu hijo se rehúsa a comer algo que antes aceptaba sin problema, ¿insistes en que se lo coma?” y “Cuando tu hijo se rehúsa a comer algo que antes aceptaba sin problema, ¿lo animas a que se lo coma ofreciéndole algún tipo de premio que no sea comida?”. Por último, los padres indicaron qué tan frecuentemente se sienten preocupados por los hábitos alimenticios de sus hijos, su dieta y la cantidad de alimentos que consumen.
El estudio reveló que, aunque los reportes tanto de las madres como de los padres fueron consistentes, las madres presentaron un nivel de preocupación más alto que el de los padres.
La investigación indica que los roles de género depositan una mayor responsabilidad por alimentar al bebé en las madres. Además, las mamás son más perceptivas de las señales verbales y no verbales de sus hijos; por consiguiente, suelen estresarse más por sus lloriqueos, berrinches y expresiones de asco para rechazar su comida. El dar de comer tiene un significado emocional para las madres, lo cual puede contribuir a que recurran a malas prácticas alimentarias en su preocupación por el bienestar del niño.
“Son los padres quienes suelen adoptar tácticas más persuasivas para alimentarlos, pero sus comportamientos no se rigen por una preocupación paternal”, dijo la Dra. Harris. “Una posible explicación es que los padres se enfocan en soluciones prácticas, como terminar de darle de comer al niño después de un largo día de trabajo. Aceptar y abordar las causas detrás de estas malas prácticas alimentarias que implementan los papás puede mejorar estos comportamientos”.
La Dra. Harris sugiere que los profesionales de la salud a cargo de dar consejos a los padres de niños quisquillosos con la comida consideren ofrecerles apoyo, educación y estrategias alternativas para promover que los niños conozcan una mayor variedad de alimentos nutritivos.
Revista de referencia:
Holly A. Harris, Elena Jansen, Kimberley M. Mallan, Lynne Daniels, Karen Thorpe. “Concern Explaining Nonresponsive Feeding: A Study of Mothers' and Fathers' Response to Their Child's Fussy Eating”. Journal of Nutrition Education and Behavior, 2018; 50 (8): 757
Link: https://www.sciencedaily.com/releases/2018/09/180917153647.htm