Naturaleza y crianza: Influencia en la conducta alimentaria
Nov. 13, 2020
Es normal que los niños en edades preescolares sean quisquillosos para comer, simplemente es una parte normal de su crecimiento. Pero para otros, comportamientos tales como insistir en sólo comer sus alimentos favoritos, (por ejemplo, que sólo quieran comer nuggets de pollo), o que se rehúsen a probar cosas nuevas, puede llevarlos a padecer desnutrición, sobrepeso, dolor gastrointestinal, u otros desórdenes alimenticios en su infancia.
Los padres y cuidadores declaran que sus hijos son “quisquillosos para comer” por varias razones, pero no existe una definición precisa de este término del cual partir para utilizarlo en algunas investigaciones. Los científicos de Estudios de Nutrición y Familia de la Universidad de Illinois han colaborado durante los últimos 10 años para comprender las características de los niños quisquillosos e identificar posibles correlaciones en sus comportamientos.
En el nuevo estudio, los investigadores querían ver si los genes quimiosensoriales podrían tener alguna relación con los comportamientos caprichosos para comer de los niños. Se dieron cuenta de que ciertos genes relacionados con la percepción del gusto podrían tener que ver con estos hábitos quisquillosos.
“En el caso de muchos niños, ser quisquillosos para comer es una parte normal de su desarrollo”, dice Natasha Cole, estudiante de doctorado en la División de Ciencias Nutricionales en la Universidad de Illinois y autora principal del estudio. “Pero en el caso de otros, este comportamiento puede ser preocupante”. Cole, quien también es parte del Programa Transdisciplinario de Prevención de la Obesidad de la Universidad de Illinois, espera que estas investigaciones puedan identificar los factores que influyen en estos comportamientos desde la infancia temprana.
A manera de preparación para el estudio de los genes de percepción gustativa, la Universidad de Illinois identificó características en común de estos niños, de edades entre 2 a 4 años, y dividió estos “tipos” de niños quisquillosos en diferentes grupos. Las investigaciones más a fondo que el equipo realizó observaron cómo los diferentes estilos de crianza podrían afectar estos comportamientos y si los niños presentaban estos mismos comportamientos tanto en casa como en guarderías.
“Esto ha sido un gran paso en la investigación, contemplando no sólo al niño por sí solo sino en sus interacciones, a diferencia de cuando iniciamos el estudio que solamente nos enfocamos en el niño,” explica Soo-Yeun Lee, profesora del Departamento de Ciencias Alimentarias y Nutrición en la Universidad de Illinois. “Conforme avanzamos a nuevas etapas de la investigación nos dimos cuenta de que no se trata sólo de los niños, sino que también de sus cuidadores y su ambiente”.
Ahora, analizan la influencia que la “naturaleza y la crianza” tienen en los comportamientos quisquillosos de los niños.
“Natasha está investigando más a fondo la predisposición genética de los niños”, dice Lee. “Analiza los genes gustativos y algunos factores genéticos que determinan el comportamiento y se resaltan en la literatura. Visualiza todo el panorama de investigación de estos comportamientos caprichosos de los niños y los clasifica en “naturaleza vs. crianza”; por “Naturaleza” se refiere a la predisposición genética, y por “Crianza” a su ambiente y a sus cuidadores.
Lee explica que la idea se basa en una “hipótesis de orquídea/diente de león”. “Hay algunos genes, relacionados al comportamiento, que hacen a ciertos niños más propensos a desarrollar algunos problemas de comportamiento cuando hay factores externos que no obedecen a lo que quiere. A eso se le llama el concepto “orquídea”. Puede tratarse de un niño sensible que no toma a bien comentarios o estrategias negativas que proponen sus papás, versus un niño “diente de león”, que es resistente a lo que sea que se les da.
“Ahí está esa línea delgada: no sólo se trata del estilo de crianza, el ambiente, que influye en ello, sino que también juega un papel importante la susceptibilidad del niño a estos factores ambientales externos.”
Para realizar el estudio, los investigadores recolectaron información sobre su historial de lactancia y comportamientos quisquillosos para comer, tales como la limitación de su variedad de alimentos, comidas que se rehúsa a probar y luchas por control al comer de acuerdo con los reportes de los cuidadores de 153 niños. Además, se recolectaron muestras de saliva para extracción de ADN y genotipos.
Los investigadores analizaron la variación genética en los polimorfismos de un solo nucleótido de 5 genes candidatos relacionados a la percepción gustativa. De los 5, se descubrió que 2 se relacionaban con los comportamientos quisquillosos de estos niños. Uno de estos (el TAS2R38) está relacionado con la poca variedad de alimentos, y el otro (el CA6) con problemas de control durante la hora de comer.
Un hallazgo interesante es que ambos genes (el TAS2R38 y CA6) podrían estar relacionados con la capacidad de percibir los sabores amargos. Es por esto que no sería sorprendente que los niños que son más sensibles a los sabores amargos sean más propensos a ser quisquillosos (ej. que se rehúsen a comer coles de Bruselas o brócoli). Otros factores quimiosensoriales, tales como el olor, color y textura también pueden afectar sus comportamientos. Se necesitarán más estudios para analizar si las preferencias alimentarias de los niños también se ven afectadas por la apariencia y olor de su comida.
A la par de identificar estas asociaciones genéticas con comportamientos quisquillosos, Cole también está interesada en comprender cómo es que estos comienzan a presentarse en niños menores de 2 años. La mayoría de los estudios se han centrado en niños mayores de 2 años, pero sus hábitos alimenticios ya se han comenzado a desarrollar desde antes. Ella y su quipo publicaron recientemente otro estudio que evalúa la literatura de investigación en niños menores de 2 años quisquillosos con la comida. El estudio discute las asociaciones a estos comportamientos desde un modelo ecológico, comenzando por el niño para después analizar su ambiente.
“Para cuando cumplen dos años, los niños ya saben comer y tienen hábitos alimenticios establecidos,” dice Cole. “Existe una gran falta de investigación del periodo en el que los niños dejan la leche materna y hacen la transición a consumir los mismos alimentos sólidos que el resto de la familia come”.
Cole agrega que las investigaciones que analizan a niños menores de dos años muestran que el 22% de ellos son quisquillosos de acuerdo con sus padres y cuidadores. Sorprendentemente, también se dio cuenta de que cada mes adicional en la edad de los niños se asocia con un incremento en su susceptibilidad a ciertos alimentos. “Entonces, un niño puede ir de ser muy accesible con su alimentación, a mostrar comportamientos muy caprichosos en menos de un año”.
El recolectar e integrar toda esta información que va desde “la célula hasta la sociedad” es crucial para tener un mejor entendimiento de las interacciones entre la naturaleza y la crianza, ya que todavía existen muchas preguntas sin resolver en esta área, explica Margarita Teran Garcia, profesora adjunta de Ciencias de la Nutrición, Desarrollo Humano y Estudios de la Familia en el Colegio de Medicina Carle Illinois de la Universidad de Illinois y coautora del artículo.
“Variants in chemosensory genes are associated with picky eating behavior in preschool-age children” (“Las variantes en los genes quimiosensoriales están asociadas con comportamientos quisquillosos a la hora de comer en niños preescolares”) está publicado en la revista Nutrigenetics and Nutrigenomics. Sus coautores incluyen a Natasha Chong Cole, Anthony A. Wang, Sharon M. Donovan, Soo-Yeun Lee, Margarita Teran-Garcia y el equipo de STRONG Kids.
El estudio fue patrocinado por el Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura, el Departamento de Agricultura estadounidense, varias becas del Consejo de Investigación Agrícola de Illinois y por la iniciativa “Health and Wellness” de la Universidad de Illinois.
Link: https://www.eurekalert.org/pub_releases/2017-10/uoic-gap100317.php