Efectos a largo plazo de la exposición temprana a los vegetales

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Oct, 13, 2020

Una introducción temprana y repetitiva son clave para que los niños coman verduras.

Los organismos de Salud Pública en todo el mundo están motivando a la población, especialmente a las familias, a comer por lo menos 5 porciones de frutas y verduras al día. Aun así, el consumo de verduras de los niños está por debajo de las recomendaciones. Para superar esto, es necesario encontrar una estrategia clara que pueda promover de manera eficiente que los niños acepten de mejor gana sus porciones de verduras.

Recientemente, estudios experimentales reportaron intervenciones prometedoras que favorecen su gusto por las verduras, implementando dos estrategias que han sobresalido por sus resultados duraderos de por lo menos varias semanas.

La primera consiste en ofrecer a los niños una gran variedad de vegetales tras el destete y comienzan a comer alimentos sólidos, incluyendo vegetales. La segunda demostró que, en vez de quitar del menú el alimento que no les gustaba, si a un niño se le ofrecía esta verdura en las siguientes 8 comidas se mostraba más dispuesto a comerla más adelante.

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En un estudio patrocinado por Nestlé Nutrition, Andrea Maier-Nöth et al puso a prueba estos resultados realizando un seguimiento a los 15 meses, 3 y 6 años a través de cuestionarios (15 meses, 3 años), y pruebas experimentales (6 años).

Los resultados de este estudio demostraron que, a los 15 meses, los participantes que tomaron leche materna parecieron comer y gustarles más verduras que aquellos que tomaron leche de fórmula.

A los 15 meses, de los niños que inicialmente no querían las verduras y aprendieron a aceptarlas, un 79% siguieron comiéndolas. A los 3 años, este número se convirtió en un 73% y a los 6 años siguieron gustándoles a un 57% de estos mismos niños.

A los 6 años, las pruebas que se realizaron en un ambiente controlado mostraron que los niños que habían tomado leche materna y aquellos que habían sido expuestos a una gran variedad de vegetales en su transición a alimentos sólidos comían nuevos vegetales con más frecuencia y las disfrutaban más. También se mostraron más dispuestos a probar más verduras, a diferencia de los niños que fueron alimentados con fórmula o a los que no se les ofreció una gran variedad de estos alimentos.

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El seguimiento del estudio demuestra la efectividad de una alimentación con lactancia materna y su relación con la introducción temprana a una buena variedad de verduras para promover su consumo durante la niñez. Además, se demostró que ofrecer verduras que en un inicio habían sido rechazadas, es más probable que aumente su consumo y gusto de estos mismos hasta por 6 años.

Que estos tres efectos sean duraderos y consistentes establecen los cimientos para brindar recomendaciones sustentadas para ayudar a los padres a implementar hábitos alimentarios saludables con sus hijos.

Entérate más sobre el estudio y sus hallazgos en este reporte: “The Lasting Influences of Early Food-Related Variety Experience”