Oligosacáridos de leche humana y el crecimiento del bebé
La leche humana es la única fuente de nutrientes recomendada para los neonatos, y se ha ido adaptando mediante la evolución para ofrecer tanto nutrición como protección. En la leche materna algunos nutrientes como las vitaminas y los ácidos grasos varían dependiendo de la ingesta dietética de la madre lactante, mientras que otros están bajo el control de la genética. Después de la lactosa y la grasa, uno de los grupos de compuestos más grande en la leche humana es el de los oligosacáridos (HMO), con concentraciones ligeramente mayores que las de la proteína. Estos oligosacáridos que no son digeribles son elongaciones del azúcar de la leche—la lactosa—con combinaciones de galactosa, N-acetilglucosamina, fucosa y/o ácido siálico. La similaridad de los HMO con los glicanos de las mucosas, junto con numerosos datos básicos de investigación, sugieren que los HMO afectan el establecimiento de diversos comensales en las mucosas, la adherencia de los patógenos al epitelio y la reactividad de las células de las mucosas, con lo que podrían ofrecer protección contra infecciones. De acuerdo con investigaciones pasadas, se ha establecido que los mayores constituyentes de los HMO se determinan mediante el genotipo materno para el gen de la 2 alfa-fucosiltransferasa (FUT2 secretora).
Se ha comprobado que la prevalencia de la actividad de la enzima FUT2 en la población varía fuertemente dependiendo de la geografía. En la mayoría de las regiones geográficas, los alelos funcionales de FUT2 son predominantes en un 70%, mientras que en algunas regiones de Asia y África, los alelos no funcionales de FUT2 se reportan igualmente prevalentes. La interacción humana con microbios y virus, en particular con los que son patógenos, es una fuerza evolutiva que pudo haber provocado cambios en la factura del FUT2: la pérdida de funcionalidad de FUT2 se ha relacionado con mayor resistencia a diversos patógenos tales como los genotipos específicos de norovirus, con la consecuencia de tener mayor riesgo de infecciones por otros patógenos que afectan los tractos respiratorio y urinario, así como el aparato digestivo. Los genotipos no funcionales de FUT2 también se han asociado con mayor riesgo de tener diabetes tipo 1, enfermedad de Crohn y septicemia neonatal. Entonces, es importante el poder descubrir más acerca de estos compuestos de la leche humana, ya que se ve que podrían mejorar el desarrollo del sistema inmune de los lactantes y proveer protección contra infecciones, así como a contribuir al peso y a la composición corporal del bebé.
Un nuevo estudio en la Universidad Nacional de Singapur, publicado en febrero de 2017, investigó la dependencia de varios HMO representativos en cuanto al estatus de FUT2 en el crecimiento de los lactantes hasta los cuatro meses de edad. De acuerdo con el análisis de muestras de leche materna, el estudio revisó las medidas antropométricas de los lactantes al nacimiento y a los meses 1, 2 y 4.
Las mujeres que tenían FUT2 funcional también tuvieron tres HMO predominantes presentes en su leche y estos tres HMO son los que fueron estudiados a profundidad de manera regular en aproximadamente 50 madres lactantes del grupo de investigación. Se instruyó a las madres del estudio para que mantuvieran una dieta usual estable a lo largo de todo el estudio y se registró el peso, la talla y el perímetro cefálico del bebé al nacimiento y a los meses 1, 2 y 4 de edad. Se calculó el IMC. Se recolectaron muestras de leche materna los días 30, 60 y 120 posparto y se analizaron cauidadosamente. El estudio encontró que la leche materna cambia sustancialmente tanto en la composición de HMO así como en la cantidad de estucturas de oligosacáridos durante los cuatro meses de lactancia. Se encontró que en el grupo había madres que tenían un estatus alto de FUT2 y algunas con bajas concentraciones de FUT2, pero esto, aparentemente, no tuvo impacto en los parámetros de crecimiento de los lactantes hasta los 4 meses de edad. Es necesario hacer más investigaciones al respecto, pero esta investigación inicial concluyó que las alteraciones de la composición de los HMO de la leche materna relacionadas con FUT2, evaluadas mediante concentraciones enzimáticas, no impactaron en el crecimiento de los bebés amamantados durante los primeros 4 meses de vida.
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