Reducir proteínas en fórmula ayudaría a reducir obesidad
Según un reciente estudio, una alta ingesta de proteínas durante la infancia contribuye a desarrollar obesidad más adelante en la vida en infantes que no fueron alimentados al seno exclusivamente. Los hallazgos de los investigadores suizos y estadounidenses apuntan a un vínculo entre una rápida ganancia de peso neonatal y un riesgo de obesidad posterior, así como la posibilidad de desarrollar alguna enfermedad crónica más adelante. La lactancia, comparada con la alimentación con fórmula tradicional (con alta cantidad de proteína), se ha identificado como un factor protector contra la obesidad posterior. El estudio establece que bajar el contenido de proteína de las fórmulas infantiles para hacerlas más parecidas a la leche materna madura podría reducir el riesgo a largo plazo de tener sobrepeso u obesidad en los niños alimentados con fórmula. El estudio hace notar que mientras los mecanismos biológicos subyacentes no son claros, una teoría, conocida como la “hipótesis de proteínas tempranas” atribuye esta posible relación de protección al contenido proteico de la alimentación. Los bebés alimentados con fórmula, establece, pueden estar expuestos a una alta cantidad de proteínas que podrían incrementar su riesgo de condiciones negativas posteriormente.
Proteínas para tener aminoácidos
Los autores comentan que la fórmula infantil generalmente tiene más contenido de proteínas para asegurar que los bebés reciban cantidades adecuadas de aminoácidos para su crecimiento y desarrollo.
Sin embargo, continúan indicando que los avances en tecnología de proteínas han llevado al desarrollo de una variante de proteína con predominancia de proteína de suero de leche que se usa para fabricar fórmulas infantiles reducidas en proteínas (LPF por sus siglas en inglés) y LPF con ingredientes activos adicionales (probióticos, prebióticos o ambos) (LPFA, por sus siglas en inglés). En una proporción de 1.8 g de proteína/100 kcal, la razón proteína-energía de LPF y LPFA está más cercana a la de la leche materna y representa el límite inferior mínimo posible de proteínas en las fórmulas infantiles de EEUU y la Unión Europea. El estudio evaluó los efectos de las fórmulas con base de suero de leche con contenido de proteínas de 1.8 g/100 kcal en el crecimiento y las comparó con los estándares de la OMS y con los bebés alimentados con leche materna.
Detalles del estudio
Se llevó a cabo un análisis combinado usando los datos de 1,882 participantes de 11 estudios aleatorizados y controlados de bebés de término sanos. Los modelos se generaron para estimar el peso para la edad con puntuación z (WAZ por sus siglas en inglés), así como la longitud para la edad, IMC para la edad y circunferencia craneana para la edad en puntuación z a los cuatro meses de edad. Se llevó a cabo en tres grupos de infantes: los que fueron alimentados con LPF, los que fueron alimentados con LPFA y los que fueron amamantados. Los estimados para WAZ estuvieron en el rango de ±0.5 SD de los estándares de la OMS para los grupos LPF [0.07 (−0.16, 0.29)] y LPFA [0.22 (0.01, 0.43)].
La relación WAZ fue mayor en los grupos LPF y LPFA que la de los bebés amamantados, lo que de acuerdo a los autores ocurre porque los bebés amamantados tienen una relación WAZ relativamente baja comparada con los estándares de crecimiento de la OMS. Los autores concluyeron que las fórmulas con proteína de suero de leche predominante con un contenido proteico menor, el que se acerca más al de la leche materna, promueve un crecimiento saludable comparable a los estándares de la OMS y es mucho más cercano al de los bebés amamantados.
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